El arte en Cuenca

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Cuenca: Catedral (01)

Vista general de la CATEDRAL DE CUENCA

 

Tras la toma de Cuenca a los musulmanes en el año 1177 por las tropas cristianas de Alfonso VIII, se inició la construcción de la Catedral a finales del s. XII.

Su estructura original gótica estaba formada por una iglesia de tres naves desde los pies de la misma hasta el crucero, y a partir de ahí hasta la cabecera cinco eran las naves que quedaban rematadas con cinco ábsides.

La primitiva etapa constructiva gótica que se desarrolló hasta mediados del s. XIII fue realizada en dos fases: una primera donde se construyeron la cabecera y el crucero, y una segunda fase correspondiente al cuerpo de las naves.

Posteriormente, en el S. XV, para ampliación de la Catedral, se decidió crear una Girola que circunda el ábside de la Capilla Mayor.

Tras ello, se abrieron numerosas capillas y se crearon algunos añadidos que nos han legado numerosas obras renacentistas, barrocas e incluso de los s. XVIII, XIX y XX.

 

 

En esta imagen se aprecia el cuerpo de la Iglesia-Catedral con la nave de la Capilla Mayor y el Transepto en primer plano remontados en el centro de intersección de ambos por la linterna-cimborrio denominada Torre del Ángel; al fondo la Nave Central.

Se puede observar como tanto la Capilla Mayor y el Transepto se encuentran reforzados mediante altos contrafuertes, mientras que en la Nave Central se utilizaron ya arbotantes.

Con respecto al origen del constructor inicial de esta magna obra hay que tener en cuenta que fue la esposa del rey Alfonso VIII, Leonor Plantagenet, la que hizo traer algún maestro conocedor de las obras que se ejecutaban en el norte de Francia para poder realizar la construcción de esta Catedral en el "nuevo" estilo que se estaba desarrollando en las zonas de Picardía, Isla de Francia y Borgoña.

Entre otras catedrales francesas cuyo estilo arquitectónico podría haber servido de modelo en el desarrollo de esta de Cuenca se encuentran las de Laon, Noyon, Soissons y la Abadía de Braine, todas ellas en la Picardía.

Habiéndose empezado la construcción de la Catedral por la cabecera, las ventanas de la Nave Mayor, abiertas por encima del nivel del tejado de la primitiva nave lateral y actual girola, se realizaron con arcos de medio punto ligeramente apuntados, y sus muros se reforzaron con contrafuertes cuyos estribos ascienden hasta la cornisa bajo la cual se desarrollan unas sencillas ménsulas.

Imagen del costado norte de la Catedral, con óculos en la parte superior correspondientes a la nave central y los inferiores de la nave lateral.

En esta imágen exterior de la Nave Central se observan los arbotantes de refuerzo de su muro norte, entre los cuales se abren los vanos oculares para la iluminación de la Catedral, que en este caso corresponden a la iluminación existente en la parte superior del Triforio.

Tanto los óculos como las molduras de goterón de arcos apuntados que se alzan sobre ellos poseen una decoración de tipo vegetal.

En esta vista lateral del lado norte de la Catedral, de izquierda a derecha, se aprecian los vanos del Altar Mayor con ventanas acabadas en arcos de medio punto ligeramente apuntados, el brazo norte del transepto con su Rosetón, que al igual que en la citada nave sus muros quedan reforzados con contrafuertes, y a la derecha la Nave Central que cuenta ya con los arbotantes realizados en esa segunda fase del gótico.

La cabeza de un arbotante que arranca desde el muro norte de la nave central se apoya en su estribo que cuenta con una gárgola en forma de animal monstruoso.

Sobre el estribo del arbotante, se alza un pináculo que forma un pequeño templete o edículo columnado rematado con chapitel.

Otra gárgola del costado norte de la Catedral es ésta una grotesca representación en forma demoniaca, que aunque no parezca tener nada en común con el cristianismo, es como un recordatorio de las fuerzas del mal que siempre están presentes, esperando una oportunidad para causar conflicto y discordia.

La Torre del Ángel

También realizada en su primitiva etapa constructiva gótica, en la primera mitad del s. XIII.

Se trata de una torre central situada sobre la intersección de la nave, presbiterio y transepto.

Al igual que la Catedral de Laon o la Abadía de Braine que contaban  con una torre-linterna central, en esta de Cuenca también se construyó otra Linterna para dar luz al interior de esta zona de la Catedral, denominada Torre del Ángel ya que en el antiguo y alto chapitel que la remataba se erigió la figura de un ángel.

Exteriormente su planta cuadrada, está formada por dos cuerpos superpuestos separados por imposta, siendo de mayor tamaño el superior y rematándose toda ella con tejado a cuatro aguas.

Al interior, la planta inferior es asimismo cuadrada, mientras que la superior se convierte en octogonal mediante arcos realizados en los esquinales de sus muros.

Cuenta la torre con aberturas en cada uno de sus cuatro lados para la entrada de luz, y en sus esquinas poseía alguna decoración escultórica.

Hay que señalar que la Catedral poseía además de esta Torre otras tres, denominadas del Giraldo, la Saeta y del Gallo, quedando en pie solo esta del Ángel.

La planta inferior, en cada uno de sus lados, cuenta con una ventana geminada de arcos apuntados que apoyan en su mainel mediante cimacio y capitel liso sobre columna.

Los vanos del cuerpo superior lo componen cuatro lancetas, contando los maineles con dos pilares a los lados de mayor grosor que el central, todos ellos achaflanados.

Además de apreciar los cimacios con una decoración vegetal, se pueden observar otros arcos al interior paralelos a los exteriores, e incluso los arcos de los ángulos para el soporte en su forma octogonal, así como la armazón formada por el entramado de vigas de madera para el soporte interior de esta Torre del Ángel.

En esta imágen se aprecia el espacio mural entre los vanos externos e internos de uno de sus lados, y la decoración vegetal del friso bajo la cornisa del tejado a cuatro aguas de la Torre del Ángel.

El Transepto en su lado meridional cuenta también con otro gran rosetón.

FACHADA DE LA CATEDRAL

Esta fachada neogótica es el resultado de una restauración, o mejor dicho de la construcción de una nueva fachada a comienzos del s. XX.

La causa de ello se debe a que en el año 1902 la Torre de las Campanas se derrumbó, dejando en su caída arruinada la fachada, sobre todo en su parte alta.

Se le encargó el trabajo al arquitecto y restaurador Vicente Lampérez, iniciándose la obra en el año 1910, empleando los planteamientos del restaurador Viollet-Le-Duc en cuanto a conseguir la unidad estilística gótica que podría haber tenido la primitiva fachada cuando fue en su origen proyectada, tomando como modelo para ello la de la Catedral de Laon.

Dividida en dos cuerpos, sobre el superior, en cada uno de sus extremos se levantaría una torre, que no aparecen en esta inacabada obra actual.

No obstante, hay que indicar que entre ambas fachadas hubo ya una remodelación intermedia que le dieron un aspecto barroco, de la cual no queda hoy resto alguno.

 

El cuerpo inferior cuenta con tres portadas retranqueadas con arcos ojivales con tres arquivoltas y chambrana cada una decoradas con sencilla ornamentación vegetal, así como tímpanos, el central desnudo y los laterales con óculos polilobulados o multifolio de ocho arcos, contando la portada central, bajo el dintel de su tímpano, con un parteluz al que le falta su apropiada escultura bajo su doselete.

Bajo los tres citados arcos se desarrollan unas jambas en derrame que en su parte inferior están formadas por un zócalo compuesto por arcos trilobulados que descansan en columnas con capiteles con decoración vegetal; sobre el zócalo, una imposta sirve de apoyo a las citadas jambas que también cuentan en su intercolumnio con doseletes a los que igualmente les falta la escultura figurativa.

También, en las enjutas de los arcos de las tres portadas se disponen otros cuatro doseletes a modo de edículos, sin estatua alguna.

Queda rematada este cuerpo de la fachada con una cornisa de recargada decoración vegetal, contando con restos de sus gárgolas.

Retranqueado este cuerpo superior en comparación con el inferior citado anteriormente, el mismo está formado por dos torrecillas poligonales en sus extremos, un rosetón en el centro y dos vanos de arcos ojivales entre las torrecillas y los extremos, rematados en su parte superior por una galería.

Las torrecillas laterales, que ascienden hasta lo que sería la base de las torres que le faltan a la Catedral, están ornadas en sus vértices poligonales mediante columnas que van formando arcos trilobulados (más pronunciado el ojival central), y cuentan con huecos para ventanos de iluminación de sus escaleras internas.

Entre las laterales torrecillas y el Rosetón central, se abren dos grandes vanos formados por arcos ojivales. Cuentan cada uno de estos arcos con una arquivolta con decoración foliácea, así como con un intradós con ornamentación de cairel; poseen unas chambranas que, partiendo de la representación escultórica de prótomos con cabezas humanas, en sus arranques se encuentran engalanadas con pétalos.

En el centro, el gran Rosetón, con un pequeño óculo a cada lado inferior que cuentan con tracería de cuadrifolio, todo ello enmarcado dentro de un arco ojival; bajo él se desarrollan unas columnas con capiteles y arcos ciegos de medio punto rebajados, todo ello adosado al muro.

Culmina este cuerpo con una galería y con la estatua de San Julián.

 

En la parte superior de la fachada se desarrolla una franja horizontal que cubre todo el frente, formada por una Galería columnada interrumpida al exterior por unas pilastras que dividen verticalmente a dicha fachada en tres partes.

Apreciamos en la imagen que esta Arquería se apoya en una imposta con decoración vegetal, teniendo sus columnas fasciculadas sus correspondientes basas, sus fustes de columnillas, sus capiteles, sus cimacios y sus dobles arcos trilobulados (más pronunciado y apuntado el central).

Sobre la arquería, un friso con decoración de grandes hojas, concluyendo el remate superior de la fachada con una balaustrada decorada con círculos que contienen unos cuadrifolios. 

En el centro de la arquería, al nivel de la imposta citada anteriormente, sobre un pedestal-mensula con figuración de un animal fantástico aladocomún en las restauraciones "violletianas", se ha formado un edículo donde se levanta la estatua con la figura del Obispo San Julián, bajo un gran dosel.

El Rosetón, además de suponer el centro de atracción de la fachada, su función principal es la de iluminar el interior del templo, creando a su vez un ambiente especial dentro de la Catedral a través de los diversos colores que ofrecen sus vidrieras.

Este gran rosetón, cuya tracería contiene un diseño radial, está formado por 12 astiles con forma de columnas que irradian de un óculo central y dividen al vano en segmentos; cada segmento remata en arcos trilobulados que descansan en los capiteles formados por cada astil.

Es probable que la tracería de este rosetón sea la original realizada en el s. XIII y reutilizada en la composición de esta fachada en el s. XX.

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Latitud: 40° 4' 43.23" N
Longitud: 2° 7' 46.1604" W

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